Últimamente, la movilidad está ocupando un rol más activo
en las tecnologías de la información, vemos teléfonos inteligentes,
aplicaciones móviles tanto de productividad como juegos, dispositivos más
ligeros y portátiles, pero que carecen de espacios de almacenamiento para
lograr pesos más livianos, y por supuesto, un nuevo modelo de negocio al
vendernos espacio de almacenamiento en la nube.
No niego la conveniencia de la disponibilidad en todo lado
que tenga una conexión a la red, de mis archivos de trabajo, de mi música u
ocasionalmente disfrutar de una película o una serie en algún sitio de streaming, no tengo que cargar con memorias flash, ni
con discos duros a todas partes, puedo accesar a mi información sin preocuparme
de que cuando llegue a una reunión o una presentación me de cuenta que el
archivo está dañado, o de que olvide en la oficina o en casa algún medio de
almacenamiento, ya que mis archivos estarán disponibles en la red sin problema
alguno, siempre y cuando pueda conectar mi dispositivo a Internet. El
almacenamiento en la nube se está volviendo tan importante, que de la fecha a
diciembre de este mismo año, se está estimando un crecimiento aproximado de 10
veces al valor actual.
Simple, limpio, accesible. Puedo comprar espacio de
almacenamiento determinado por paquetes, o también cuando compro algunas aplicaciones, estas me
garantizan un espacio dado en la nube,
si me suscribo a un servicio gratuito como Google Docs, también me
garantiza un espacio en la nube de manera gratuita, y si excedo la cuota
asignada, tengo la opción de poder pagar por almacenamiento extra. Los documentos en los que estoy trabajando,
pueden ser compartidos con mi equipo de trabajo, e inclusive algo que he
hecho anteriormente, varias personas
pueden trabajar simultáneamente en un mismo documento de manera colaborativa, y
el sistema, mientras se está trabajando,
codificara por colores a cada miembro del equipo para saber quien esta trabajando
en que parte del documento., el producto final, igualmente quedara disponible
para cualquiera al que yo le de acceso, y podre limitar quien puede editarlo o
solo leerlo. Esto personalmente me ha permitido crear en horas documentos
complejos, que en otro modelo podría tomar hasta una semana para terminarlos.
Tampoco hay que preocuparse por hacer respaldos de la información, esto es enteramente responsabilidad del
proveedor del almacenamiento en la nube quien debe garantizar la integridad de
mis documentos y la disponibilidad de estos en cualquier momento, como empresa también
puedo hacer el hosting de mis
aplicaciones en la nube, y desentenderme de los costos administrativos,
operativos, de capacitación, propiedad o de contingencia que se asocian a un
centro de computo, todo eso va incluido en un solo paquete de pago y mis datos estarán
seguros y disponibles en algún lugar del mundo cuya locación física, realmente
no es de mi incumbencia.
O al menos así lo aparenta
en un mundo ideal, ya que la contra de este modelo, es que no tengo control
sobre la seguridad con que se resguarda la información o si la compañía aplico
o no las medidas correctivas contra alguna vulnerabilidad de manera oportuna,
debo confiar que mi proveedor tenga permanencia en el mercado y no desaparezca
de un día para otro antes de que pueda mover mis aplicaciones e información a
otro lugar sin comprometer la operación de la organización, será mucho más difícil
controlar fugas de información estratégica, e inclusive, ya hay un precedente en Estados
Unidos, de un juez que otorgo un laudo favorable en un juicio donde se
determino que la información subida a la red, es de carácter público.
Pero lo más terrible, es que este modelo se está adoptando
tanto en el ámbito organizacional como en la vida privada, y si bien, para los
editores este modelo les otorga una herramienta para el control de la piratería
ya sea en música, libros o vídeo, también
es cierto que un libro, película o vídeo se mantendrá únicamente disponible
mientras que al dueño del servicio le sea rentable mantenerlo, y el día de mañana, podría ya no tener la
posibilidad de accesar a una película o a un libro de mi especial interés y
gusto, simplemente porque el editor ya no lo considera rentable, o mi información
podría perderse totalmente por que por alguna razón, ya no pude pagar el
servicio de almacenamiento.
Realmente, esta tecnología que si bien ofrece bastantes
beneficios, tiene un lado muy obscuro y bastante terrible, y es que culturalmente
hablando, corremos el riesgo de convertirnos en la primera generación desde la invención
de la letra escrita, que no deje evidencia o legado cultural tangible de
nuestro paso por la vida para las próximas generaciones.