martes, 6 de febrero de 2018

El fin del romance con lo digital.

Hace ya algún tiempo, me topé con un pequeño cuento corto de Isaac Asimov, un relato nada pretencioso de no más de 3 cuartillas, pero que presentaba un escenario fantásticamente divertido en la ciencia ficción.
Simplemente, en 1969, el más grande exponente de la ciencia ficción, ya estaba proponiendo… ¡El regreso a las obsoletas tecnologías analógicas!
El cuento se llama “El Dispositivo Holmes-Ginsbook” y relata como dos físicos, diseñan un dispositivo que no requiera de un visor o permanecer encorvado frente a una pantalla para poder leer o ver fotografías, que no desgaste la vista y este disponible para todo el mundo. Después de intentar varias soluciones que resultan poco prácticas, uno de ellos propone un acercamiento tridimensional al problema, apilando hojas de papel una encima de otra para lograr un artefacto portable.  El dispositivo Holmes-Ginsbook, les merece a los inventores un premio Nobel, se convierte en un artículo de consumo común en todos los hogares, y para hacer el nombre corto, la gente empieza a llamarlo simplemente “Book” (Libro).
Este cuento, llego a mis manos en el 2000, nueve años después de que saliera al mercado el primer iPod, lo leí digitalmente en una HP Jornada 548, un dispositivo que permitía, ver videos, leer e-books, escuchar música, trabajar documentos, jugar con algunas aplicaciones hechas en flash player,  y con una inversión extra de unos 25 dólares,  inclusive podía tomar y almacenar fotos digitales de razonable calidad. No necesito decir, que me hizo mucha gracia el concepto de una vuelta a lo analógico en pleno inicio del boom del contenido digital.
Hoy parece que el romance con la conveniencia de lo digital está terminando, muchos fotógrafos sienten que la nitidez, claridad y perfección de lo digital y que el capturar una imagen en un solo click, sin retoques o post producción en Photoshop, les da resultados más que sienten más personales. En la música, el 2016, la RIAA reporto un  9,6% de mayores ingresos en Estados Unidos por la venta de discos de vinilo que por descargas digitales, otra vez, los motivos son sensoriales, Igual pasa con los libros, por tercer año consecutivo, la Association of American Publishers, reporta crecimiento en la venta de libros impresos y una disminución en la venta de libros digitales.
A donde se mire, los obsoletos objetos analógicos están volviendo y presentando mejores ganancias que sus versiones digitales. Cuadernos, lápices, cámaras fotográficas, juegos de mesa, Incluso Google, el gigante tecnológico, le pide a sus diseñadores, que al menos durante la primer etapa de sus proyectos, propongan sus ideas plasmadas con pluma sobre papel, al parecer, esto da como resultado mejores ideas que las que se proponen desde el inicio en la pantalla.
Curiosamente, uno pensaría que el motor de esto, es la nostalgia por lo antiguo, pero los principales impulsores de este cambio, están siendo los milenials. Las generaciones que están redescubriendo estas tecnologías, son las que nunca tuvieron un tornamesa para tocar discos, y que encuentran fascinante que una aguja rozando una simple superficie de plástico, pueda reproducir sonidos tan fieles. Más que una tecnología, están descubriendo como una actividad simple, como leer un libro, se convierte en algo muy sensorial, están comprando libros porque estimulan casi todos los sentidos, el olor dulzón del papel y el pegamento, la vista del diseño de la portada, el peso de las páginas y el sonido que estas hacen al cambiarlas.
Lo analógico, presenta un canal ideal para la interacción de las personas, la dinámica de un profesor dando clases en un salón físico, ha sido resilente a la educación digital, probando que es más efectiva con el estudiante. Lo digital es fantástico para transmitir información pura, pero no supera la relación del profesor con los alumnos o la de estos con sus compañeros. Lo digital tiene una lógica binaria encerrada en un espacio discreto que dentro de sus acotaciones, ignora la complejidad del vivir en un mundo real y todos sus matices. Si bien, la construcción de relaciones que hemos hecho por medio de las redes sociales, es una ventaja que nos permite comunicarnos con familiares, amigos o seguidores de manera rápida y eficaz, compartiendo ideas, actividades o sentimientos, pero que también nos priva los otros sentidos.  

Por primera vez, estamos ante la decisión de como equilibrar el mundo digital con el analógico, pues el mundo digital, ha probado ser demasiado intrusivo con nuestra privacidad. Estamos dando un paso al frente en lo que respecta a equilibrar nuestra relación con la tecnología y entre nosotros mismos.

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